La tierra y el barro son el hábitat de millones de bacterias que hacen posible la vida en el planeta. Y los suelos son clave en la lucha contra el cambio climático.
Por Tim Schauenberg*
La tierra no es solo polvo y suciedad, es el hábitat de millones de bacterias que hacen posible la vida en el planeta. Y los suelos son clave en la lucha contra el cambio climático.
En 1937, el entonces presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, dijo a sus gobernadores en un momento de sequías y tormentas de arena: «Un país que destruye sus suelos se destruye a sí mismo».
Tal vez haya quien al escuchar la palabra «suelo» piense en suciedad, polvo o barro. Pero es importante echar una mirada debajo de la tierra para entender por qué los suelos tienen una importancia central para el ser humano y para el ecosistema.
Diversidad de especies asegura existencia del ser humano
La Tierra, el planeta sobre el cual plantamos cereales, frutas y verduras, sobre el cual creen nuestros bosques, y donde excavamos para hacer nuestro jardín, es la superficie a través de la cual respira nuestro planeta. Es una mezcla de sustancias minerales y orgánicas, de sedimentos rocosos, de vegetales en estado de putrefacción y de microorganismos.
Nuestro suelo es uno de los espacios vitales con más diversidad de especies del mundo. Un cosmos aparte, con gusanos, insectos, bacterias y hongos, en el que la vida bulle. Un metro cuadrado de tierra alberga hasta 10.000 diferentes tipos de organismos vivos.
En solo un gramo de tierra se puede hallar a cerca de mil millones de bacterias. Y 160 personas sobre una cancha de fútbol equivalen aproximadamente al peso de esas bacterias bajo el suelo, en la misma superficie: 11 toneladas.
Esos organismos son irremplazables para el ciclo vital de la Tierra. Los hongos y las bacterias descomponen las hojas, los árboles y los organismos muertos. Gracias a eso, las plantas reciben nutrientes que necesitan para crecer.
Los gusanos, las termitas y otros organismos del suelo mejoran la productividad de este al mezclar las capas superiores con su actividad. Eso provoca una redistribución de las sustancias alimenticias. De ese modo, también se airea el suelo y el agua puede llegar hasta él y ser almacenada.
Estamos perdiendo nuestros suelos
Hasta ahora solo se ha investigado una fracción de los organismos vivos del suelo. Lo que los científicos saben, sin embargo, es que nuestros suelos están enfermos, y que la diversidad está disminuyendo.
En todo el mundo, gran parte de las tierras están en un estado regular, malo o muy malo, según un informe de las Naciones Unidas sobre las condiciones de los suelos. Cuanta más vida haya en el suelo, más fértil es la tierra, y eso la protege también de la erosión, por lo cual no será arrastrado tan fácilmente por el viento, la lluvia o las inundaciones.
Lee el artículo completo en la edición 31 de Agro Orgánico: https://www.agroorganico.info/wp-content/uploads/2022/02/31_Agro_Organico.pdf