El sistema agrícola que alimenta al mundo es el mayor depredador de biodiversidad. Destruye el hábitat de especies por el uso de fertilizantes y herbicidas, y crea vastos monocultivos. Pero hay soluciones.

Alistair Walsh*

Los sistemas agrícolas modernos han logrado un aumento asombroso de la productividad en los últimos 50 años, pero estas tienen enormes costos para la naturaleza. La agricultura es responsable de cerca del 25% de las emisiones que afectan el clima del planeta. Y es también una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad, responsable de que un 80% de las especies en la Tierra estén amenazadas de extinción, de acuerdo con datos de Naciones Unidas.

La humanidad depende de la diversidad de plantas y animales en los océanos, en los suelos y en el cielo, para que el planeta siga siendo habitable, incluyendo la pureza del agua y el aire, para que sea posible la polinización y para el buen funcionamiento del ecosistema, además de la obtención de sustancias para producir medicamentos.

Al mismo tiempo, necesitamos producir alimentos suficientes para 8,000 millones de personas. Pero, afortunadamente, hay soluciones para hacer que el sistema alimentario se vuelva más natural y amigable para el clima. «Cada sistema de cultivo requerirá simplificar de algún modo los procesos de la naturaleza y de la biodiversidad.

Pero algunos son más amigables para la biodiversidad que otros”, dijo a Deutsche Welle Stephen Wood, un experto en sistemas agrícolas y alimentarios de la organización Nature Conservancy y de la Escuela Yale de Desarrollo.

Menos tierra para la agricultura, y más para la naturaleza
La limpieza del hábitat es una de las principales formas de pérdida de diversidad, impulsada por la agricultura. «Eso está sucediendo en todo el mundo a un ritmo bastante alarmante», señaló Wood.

Se estima que la agricultura y la ganadería ocupan alrededor del 50% de la tierra habitable del mundo. Mientras que los hábitats como el Amazonas, donde la industria ganadera está talando la selva tropical, suelen dominar los titulares, importantes pastizales nativos en países como EE.UU. también están siendo arados para cultivos como el trigo.

La ganadería intensiva tiene el mayor impacto en la pérdida de especies, porque requiere mucha tierra, no solo para criar ganado, sino también para cultivar alimentos para animales.

Los métodos tradicionales y más amigables con la vida silvestre, como el pastoreo de ganado a través de largas distancias hacia pastos de verano e invierno, pueden traer beneficios para la biodiversidad. El pastoreo de animales en estos casos ayuda a controlar las plagas invasoras y a mantener hábitats de pastizales importantes para las aves que anidan en el suelo, por ejemplo, según Wood.

Por parte del consumidor, una de las mejores formas de reducir el daño causado por la ganadería es comer menos carne, según World Wildlife Fund (WWF). El uso de suelos para la agricultura disminuiría un 13% si las personas simplemente redujeran su consumo de carne y lácteos a la cantidad dietética recomendada.

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