Con el acompañamiento técnico de la FAO se impulsa la reactivación productiva en cuatro ejidos en Tláhuac, CDMX

Redacción Guía Agroindustrial

Ciudad de México. – Col morada, chile, amaranto, maíz y hasta algo de jitomate es lo que Don José cultiva por primera vez en su parcela después de 50 años. La falta de agua y la alta salinidad habían hecho que sus tierras fueran abandonadas después de que su abuelo las recibiera en dotación al término de la Revolución.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en México, junto con el gobierno de la Ciudad de México (CDMX), fueron los encargados de impulsar las tierras de Don José.

“Se llevaron el agua de nuestros acuíferos, resecaron la tierra. Hay asentamientos diferenciales muy pronunciados donde hay partes inundadas y partes muy secas donde no pueden germinar las semillas”, explica José Jiménez López, presidente del Comisariado Ejidal de Santiago Tulyehualco y del Sistema Hidro-Agrícola del Sureste de la ciudad.

Se identificó poco más de mil hectáreas que se encuentran sin producir en los Ejidos San Pedro Tláhuac, Santiago Tulyehuelco, San Juan Ixtayopan y San Andrés Mixquic, alcanzando en los dos primeros el 98 y 94 por ciento de abandono respectivamente.

El abandono de la zona se fue gestando desde los años 40’s, cuando los manantiales en los ejidos fueron entubados, reduciendo la productividad por fala de agua; en los 60’s ocurrió el quebranto del sistema productivo bovino-leche en la CDMX dejando sin mercado a la producción de forrajes

Y, por último, desde los años 80’s a la fecha se mantiene la sobreexplotación de los mantos freáticos, provocando hundimientos y agravando la salinidad de los suelos.

Don José explica que los ejidatarios realizaron gestiones para volver a introducir el riego y realizaron actividades de nivelación y mejoramiento de los suelos.

“Vamos a tratar de reactivar las 335 hectáreas de nuestro ejido”, afirma Don José.

“El primer trabajo que se hizo fue el estudio correspondiente para conocer la composición de la tierra, se hizo levantamiento topográfico para conocer la pendiente que tenía y ya después se niveló, se metió maquinaria y se niveló para darle la pendiente adecuada y que el agua regara los surcos”, explica Jiménez López.

La reactivación productiva en Tláhuac es posible con la creación de un programa especial que contemple proyectos que integren topografía, análisis de suelo, nivelación, drenes, yeso y asistencia técnica sobre manejo de suelo, producción agrícola y mercado de circuitos cortos. Pero es especialmente importante aprovechar la motivación de los productores por la intervención.

“Se puede ver ahora los resultados, con cultivo de coles maíz y amaranto. Es un terreno muy fértil ya que está compuesto en un 9% a 10% de materia orgánica. Tenemos cultivos como la col morada que nunca antes se habían sembrado antes”, concluye Don José.

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