Alumnas del Tec de Monterrey desarrollan plástico biodegradable a base de desperdicio de comida para llevar la agricultura a las ciudades de forma vertical

Redacción Guía Agroindustrial*

Estado de México. – ¿Te imaginas poder sembrar y cosechar frutas y vegetales sin tierra? Annie Rosas, Daniela Sánchez, y Arena Serrano, estudiantes del Tecnológico de Monterrey campus Toluca, Puebla y Querétaro, respectivamente y Monserrath Martínez, EXATEC de campus Toluca, son las creadoras de MADU. Este es un emprendimiento social dedicado a transformar la manera de cosechar alimentos.

“Lo que hicimos fue tomar los desperdicios de comida y los convertimos en un film biodegradable que hace el trabajo de la tierra en la agricultura tradicional”, comentó Arena. Esto permite llevar la producción de alimentos a un entorno urbano en formato vertical.

A pesar de que esta forma de cultivo inició con técnicas como la hidroponía, la apuesta de MADU está en la variedad de alimentos que se pueden producir.

“El cultivo vertical y sin tierra tiene su base en la hidroponía, sin embargo, produce principalmente lechugas. Nuestro reto es sembrar más cosas como pepino, fresa, etcétera”, explicó Arena Serrano, estudiante de Ingeniería en Biotecnología.

El film desarrollado por las emprendedoras es capaz de adaptarse a espacios reducidos y por su composición permite cultivar una gran variedad de frutas y vegetales.

Gracias a que está hecho a base de desperdicio orgánico, el film biodegradable logra una mejor absorción de agua y nutrientes que la tierra. Así, los cultivos o huertos verticales de MADU se podrán sembrar en espacios cerrados y en varios niveles de altura, aprovechando el espacio, lo que lo convierte en la máxima tendencia de la agricultura urbana futurista.

La importancia de llevar la agricultura a las ciudades

La importancia de apoyar a la agricultura urbana radica en que, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cerca del 70% de las personas vivirán en ciudades para el 2050.

“La hambruna mundial no es necesariamente por falta de comida sino de logística. Entonces teniendo estas fábricas de comida en la ciudad se puede frenar el problema”, agregó Monserrath Martínez.

Adicional a ello las alumnas comentan que no buscan ser una competencia para los agricultores mexicanos, sino aliadas en la producción de alimentos para el país. “No buscamos producir los productos estrella mexicanos, sino aquellas cosas que no son tan sencillas de encontrar en todos lados. No somos una competencia, queremos ser aliadas de la agricultura mexicana”, comentó Daniela Sánchez.

MADU: ejemplo de economía circular

De acuerdo con la Fundación para la Economía Circular, este es un concepto económico que tiene como objetivo que el valor de los productos, los materiales y los recursos se mantengan en la economía durante el mayor tiempo posible, y que se reduzca al mínimo la generación de residuos.

Así, la economía circular contempla en la producción el ahorro del material, la forma de rentabilizar los residuos y hasta cómo deben ser reutilizados una vez que cumplen su función.

Otro aspecto del bioplástico inventado por las alumnas del Tec es que pretende impactar en varios aspectos de las industrias agrícola y alimentaria con el fin de volverlas circulares y sostenibles.

Según Annie Rosas, estudiante de la Licenciatura en Negocios Internacionales (LIN), MADU es digno representante de la economía circular ya que impacta de distintas maneras:

Producción

“El bioplástico está hecho de desechos de comida. Nuestra materia prima es el desperdicio, es decir, lo que sobra de esta industria tan grande que es la agricultura”.

Vida útil

“Utilizamos 90-95% menos agua y no utilizamos fertilizantes ni agentes químicos para que los alimentos sean mucho más frescos y más enriquecidos nutricionalmente”.

Desecho

“Como nuestra película es biodegradable se vuelve una composta para los suelos de agricultores tradicionales y así se vuelve una economía totalmente circular”.

La idea de las alumnas las llevó a la final del reto Food for Good dentro del Hult Prize at Tec de Monterrey, esto después de lograr el segundo lugar en la etapa regional.

“Queríamos ganar el premio, pero a la vez, realmente queremos que se haga el cambio porque la agricultura en México necesita mucho apoyo”, dijo Daniela Sánchez, estudiante de Ingeniería en Biotecnología (IBT).

A pesar de no haber ganado la etapa nacional y de haberse enfrentado a muchos obstáculos las alumnas del Tec planean conseguir inversión para continuar desarrollando el bioplástico.

“Para mejorar el film necesitamos equipos muy costosos y desafortunadamente por la pandemia no tuvimos acceso a laboratorios, entonces tuvimos que prototipar todo en la cocina de nuestra casa”, comentó Arena.

“Este año, la biotecnología en México vio muchas trabas, pero creemos que con ideas como esta podemos hacer que esta ciencia no quede olvidada y vaya creciendo”, finalizó Annie Aixa.

Las alumnas comentan que MADU participará en distintas convocatorias para emprendimientos social durante el 2021 y continuarán trabajando convertirlo en una realidad.

*Con información del Tecnológico de Monterrey

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