Los invernaderos han contribuido a convertir a Países Bajos en el segundo exportador agrícola del mundo, pero esta industria creció con el gas barato y ahora se enfrenta a una crisis que acelerará el cambio a otras fuentes de energía.

Ámsterdam. – A Pieter Wijnen, propietario del invernadero Wijnen Square Crops, le gustaría centrarse en el cultivo de hortalizas, pero desde la invasión rusa a Ucrania, en febrero, su vida gira en torno a los precios del gas y la electricidad más que a sus pimientos rojos y amarillos o sus minipepinos.

«En un invernadero como éste, en invierno hay que calentarlo», explica sobre sus instalaciones de 32 hectáreas en la provincia de Limburgo, en el sur de Países Bajos, donde cultiva 11 millones de kilos de pimientos al año, muchos de los cuales acaban en los supermercados alemanes.

Entre otras medidas, Wijnen está reduciendo la superficie que mantendrá caliente en Wijnen Square Crops este invierno y cultivando menos pepinos de mayor tamaño, además de vender el exceso de electricidad que genera a la red para cubrir los costos.

Los invernaderos han contribuido a convertir a Países Bajos en el segundo exportador agrícola del mundo, después de EU, pero esta industria de 8 mil millones de euros creció con el gas barato y ahora se enfrenta a una crisis que acelerará el cambio a otras fuentes de energía y podría hacer fracasar a muchas empresas.

El grupo industrial Glastuinbouw Nederland afirma que hasta el 40 por ciento de sus 3 mil miembros se encuentran en dificultades financieras, esto podría significar menos frutas, verduras y flores fuera de temporada en los supermercados europeos, y el desplazamiento de la producción a países más cálidos como España, Marruecos y Kenia.

Hasta hace poco, los invernaderos neerlandeses consumían unos 3 mil millones de metros cúbicos de gas al año, es decir, un 8 por ciento del total nacional.

Según estadísticas de Países Bajos, el consumo de gas del sector se redujo un 23 por ciento hasta junio.

«Un gran número de cultivadores ha optado por cerrar su negocio porque no esperan ningún cambio a corto plazo», afirma Michel van Schie, de Royal HollandFlora, la cooperativa que gestiona la mayor subasta de flores del mundo en Aalsmeer, al sur de Ámsterdam.

Los supermercados han recortado de forma preventiva los pedidos de flores en alrededor de un tercio, añadió.

Con información de: Reuters

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