La firma Cocuus ya trabaja en la impresión de chuletones y filetes de pescado en varias líneas, una de ellas a través de células animales y otra en base a proteína de guisante.

España. – La industria alimentaria ha exhibido su carácter más innovador en el foro Alibetopías con proyectos futuristas pero que ya son realidad en el laboratorio como la impresión de atunes o salmones con base en proteína vegetal, y con el foco puesto en los fondos europeos para la digitalización y la sostenibilidad.

“Vamos a sacar carne y pescado de la huerta navarra”, prometió este martes el fundador de Cocuus –una “startup” navarra ganadora en 2020 de los premios Ingenia–, Patxi Larrumbe, durante una jornada que ha reunido a representantes de centros tecnológicos, administraciones públicas, empresas y consultoras.

Su firma ya trabaja en la impresión de chuletones y filetes de pescado en varias líneas, una de ellas a través de células animales -la máquina imita la estructura celular de la pieza real a través de un algoritmo- y otra en base a proteína de guisante, por ejemplo.

Larrumbe ha recordado que para 2050 se espera una población mundial de cerca de 10.000 millones de personas, lo que provoca tensiones a la hora de garantizar proteína para todas ellas, motivo por el que incluso “muchas de las grandes cárnicas” ya están invirtiendo en este campo.

A Cocuus le ha sucedido como vencedor de los premios Ingenia este año otra compañía navarra, Ingredalia, especializada en crear ingredientes funcionales con beneficios para la salud a través de residuos y subproductos de otros alimentos.

Salud y medio ambiente preocupan al consumidor
Los galardones fueron entregados durante el foro, y también distinguieron a la “startup” Vottun, centrada en tecnología “blockchain” para ayudar a los fabricantes de alimentos a saber cuál es su huella de carbono y verificar la seguridad de sus productos, y a Lumensia, dedicada a detectar patógenos y alérgenos en cuestión de minutos en la fase de análisis de calidad.

La docena de ponentes reunida en esta séptima edición de Alibetopías han coincidido en apuntar a un consumidor cada vez más preocupado por su salud, el impacto ambiental de sus compras y digitalizado, lo que obliga a la industria alimentaria a adaptarse.

Entre los ejemplos está Vicky Foods, el fabricante de Dulcesol que ya ha lanzado al mercado una nueva marca (Beplus) centrada en sacar productos con el menor número de ingredientes posible y que trabaja en desarrollar referencias que ayuden a la salud intestinal y en materia de nutrigenómica, para adaptar la alimentación a las características genéticas del consumidor.

Desde el mundo cooperativo, la andaluza Covap ha presentado sus iniciativas para medir la huella de carbono de cada actividad –ganadera, agrícola e industrial– y poder reducirla modificando la alimentación de sus vacas a través de la incorporación de ingredientes procedentes de subproductos.
Con información de: Efeagro

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