La cuarta revolución industrial ha llegado a la agricultura para quedarse

Madrid. – Las start-ups de agritech generaron cerca de 16 mil 900 millones de dólares en 2018, lo que supone un 43% más que el año anterior; esto por medio de la alianza entre la agricultura y nuevas tecnologías que ha cambiado por completo los procesos en el sector.

Un ejemplo de ello es el reconocimiento facial bovino, desarrollado por Cargill y una compañía irlandesa llamada Cainthus, que equipa a los graneros con cámaras inteligentes, pudiendo identificar a cada vaca de la manada en cuestión de segundos.

Esto se debe a un software de machine learning, que además de reconocer los rasgos faciales de la vaca, también puede determinar si la vaca está comiendo o bebiendo lo suficiente; por demás de señalar una posible enfermedad en el animal.

Estos nuevos procesos se enmarcan en la cuarta revolución industrial, que concierne a la agricultura y a todos los actores del sector.

Los profesionales de PwC (agencia con servicios de auditoría, consultoría de negocios, impuestos y servicios legales) Sebastiaan Nijhuis e Iris Herrmann destacan que todos estos procesos permiten aumentar la rentabilidad, rebajar costes y reducir el impacto ambiental.

“A medida que la tecnología y las redes inalámbricas de alta velocidad se expanden, la adopción de las tecnologías relacionadas con la agricultura se va a acelerar”, señalan Nijhuis y Herrmann.

Sugieren que se debe que tener en cuenta las condiciones meteorológicas y el futuro medioambiental del planeta, ya que existen probabilidades de que en 2030 exista un clima más extremo, con más desastres naturales y más necesidad de agua fresca, tierra cultivable y otros recursos naturales.

Por su parte, Armando Martínez Polo, apunta que, en los últimos años, la respuesta más común entre las compañías del sector ha sido introducir nuevas tecnologías en antiguos modelos de negocio, con la esperanza de mejorarlos. 

Sin embargo, esto “no es suficiente”, ya que las compañías deberían descubrir nuevos modelos de negocio, creando nuevos mercados por el camino.

“En vez de buscar un mejor producto, las empresas deberían buscar mejores soluciones para los problemas de sus clientes, sin importar si estos clientes son agricultores, proveedores o consumidores”, añade.

Pese a que todavía queda mucho que hacer en materia tecnológica el campo, la cuarta revolución industrial y sus diferentes tecnologías han llegado a la agricultura para quedarse, haciendo que los métodos tradicionales nunca vuelvan a ser lo mismo.

Con información de: La Vanguardia

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