Laboratorios portugueses y españoles buscan, a través de sustancias procedentes de compuestos orgánicos, algas, gusanos y estiércol, combatir la degradación de los suelos agrícolas

Madrid. – Laboratorios portugueses y españoles buscan, a través de sustancias procedentes de compuestos orgánicos, algas, gusanos y estiércol, mitigar la concentración de contaminantes emergentes en las aguas residuales y combatir la degradación de los suelos agrícolas.

De acuerdo con información de Efeagro, la colaboración entre entidades portuguesas y españolas en el ámbito del proyecto “Res2ValHUM”, desarrollado bajo el programa Interreg V-A España-Portugal, no es nueva. Surgió hace poco más de dos años con un propósito simple: comprender mejor las sustancias que constituyen el compost orgánico.

¿Compost para filtrar el agua?

Procedente de residuos urbanos “verdes”, como los que resultan de la poda de árboles o restos de flores, algas, gusanos o estiércol, este compost orgánico, que llega a los laboratorios de los departamentos de Química y Biología de la Facultad de Ciencias de la Universidad del Minho, tiene un “enorme potencial”.

¿Por qué? Porque el compost orgánico, que en esencia es el resultado del compostaje, tiene sustancias húmicas, o sea, moléculas bioactivas que pueden desempeñar un papel importante y convertirse en “prometedoras” en varias áreas.

Quien lo asegura es Fátima Bento, coordinadora del proyecto en Portugal, que revela que los investigadores ya están trabajando en la “optimización de estas moléculas”. Ahora estamos produciendo un compost que esperamos que sea mejorado y luego lo caracterizaremos y veremos en qué medida puede tener un mayor número de aplicaciones a nivel industrial.

Al laboratorio de química, este material, debidamente etiquetado en pequeños paquetes, llega tanto en su forma original (sólida) como en extractos. Y a partir de ahí se analizan sus moléculas y sustancias.

De hecho, según las observaciones ya realizadas, los investigadores del departamento de Química creen que este compost puede llegar a ser utilizado como un “filtro de purificación de agua” y, por tanto, “retener contaminantes emergentes”, como los fármacos, que actualmente existen” en grandes cantidades “en aguas residuales.

Limpiadores de medicamentos

“Las personas toman muchos medicamentos y es muy difícil eliminarlos del agua en las plantas de tratamiento, ya que no fueron diseñadas para ello. Una de las cosas que estamos tratando de probar es la aplicación del compost para el tratamiento de las aguas”, explica Fátima Bento.

Después de que su utilidad haya sido probada científicamente, la idea de los investigadores es crear filtros basados en este compost que puedan usarse en plantas de tratamiento de aguas residuales.

“Esta es una de sus varias aplicaciones”, enfatiza Bento, que agrega que los compañeros del departamento de Biología también han tenido resultados muy prometedores.

A unos pocos pasillos y laboratorios de distancia, el foco de los investigadores en el departamento de Biología es otro: analizar el potencial del compost para combatir la degradación de los suelos agrícolas.

Entre el laboratorio y una pequeña plantación agrícola, ubicada a pocos metros del edificio número 6 de la universidad, los científicos intentan comprender las repercusiones del compost en el crecimiento de las plantaciones y los hongos.

A base de cultivos de lechuga, manzanos y fresas, se dieron cuenta de que el compost, además de “aumentar el vigor, el crecimiento y la proliferación de las raíces”, tiene un “efecto muy interesante” en los hongos, ya sea en aquellos que causan “enfermedades” o los que “establecen relaciones positivas”.

A pesar de ser “receptiva” a los resultados, Ana Cunha, investigadora y profesora del departamento de Biología, asegura que estos son resultados preliminares.

Con información de Efeagro

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